Los holandeses, mamados, bailan, cantan se rien y se sacan fotos con todo
el mundo. Me imagino a los argentinos en la misma situacion. Puteando a los
brasileros, amenazando de muerte a los mexicanos y rompiendo vidrios.
Lo que diferencia (a favor) al jugador argentino de los otros es la sangre
que pone para jugar. Eso se nota en como festejamos los goles. Los
africanos bailan, los europeos explotan de alegria, los brasileros miran al
cielo y se lo dedican a Dios. Nosotros estallamos en rabia, un grito de
odio contenido a lo largo de años. El gol es nuestra venganza. De todos los
pequeños atropellos que tenemos que soportar todos los dias, de sentirnos
menospreciados por los europeos, la rabia del punto que una vez en la vida
le toca ser banca. Lo que hace que nuestros jugadores sean mas buscados por
los clubes europeos es lo mismo que nos hace ser enormemente infelices como
personas.
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