Publicado originalmente en el disco I´m your man (1988)
Compuesto por Leonard Cohen
Inagotable, el cantante de la voz de oro, es la prueba de que una voz grave no solo sirve para hacer temas cachondos como los de Marving Gaye o Barry White.
Cohen comenzó siendo un poeta. El tiempo lo llevó a cantar sus poesías. Tal vez por eso, además de llamar la atención a los que gustan de su voz tan particular, sus discos son placer puro para los amantes de las palabras. Elegante, combativo y dueño de un sentido del humor que no se excluye como blanco, el canadiense se pasea por todos los temas posibles, pero siempre llega a lo mismo: el hombre y la mujer, el futuro, el mundo.
Adulto y elegante, nos saluda comiendo una banana desde la tapa del disco en el que nos avisa que "Everybody knows the fight was fixed/the poor stay poor, the rich get rich/That´s how it goes, everybody knows". Sin reclamos de revolución, sin sobreactuaciones. Así es como es, todos lo saben.
I´m your man es la canción de amor que más fácilmente podría caer en el lugar común. Hasta la última estrofa no sabemos que la mujer "labura la calle", ni que el hombre, en su desesperación por convencerla hasta le ofrece ser el padre de su hijo. Arrastrándose y gritándole como un lobo, aparentemente perdiendo la dignidad, el hombre continúa asegurándole "I´m your man".
If you want a lover, I´ll do anything you ask me to
And if you want another kind of love, I´ll wear a mask for you
El mundo es bizarro. Todos somos extranjeros en casi todos lados. Mis fotos en tiempo real (o no) y mis canciones favoritas. Eventualmente cobertura de Mundiales de Fútbol desde tierras lejanas via @lajeca.
domingo, mayo 28, 2006
domingo, mayo 21, 2006
El Reggae de Paz y Amor (Sumo)
Publicado inicialmente en el disco Divididos por la Felicidad (1985)
Compuesto por Luca Prodan-Diego Arnedo-Alberto Troglio
En 1984 Argentina estaba en plena euforia por la vuelta a la democracia. Alfonsín, en apariencia, iba a ser el remedio para dos décadas nefastas. Estábamos convencidos de que con la democracia se comía, se curaba y se educaba.
Yo acababa de entrar al Colegio Nacional de Buenos Aires, donde conocí a Gala, mi compañero de aventuras musicales. Todo era política. En el Centro de Estudiantes, manifestaciones en pro de los derechos humanos, en nuestro año, propuestas bizarras y anárquicas por parte de lo que luego se transformaría en Romana Patrulla.
Durante siete años los sucesivos gobiernos habían activamente prohibido la difusión de cualquiér manifestación artística que no fuera alguno de los artistas del régimen:
- Todos los movimientos musicales de los últimos años (punk, dark, reggae, etc) habían sido prohibidos o ignorados.
- En 1982, durante la guerra de Malvinas, se prohibió la difusión de música en inglés.
- Había una larga lista de canciones de difusión pública no autorizada entre las que se incluían, entre otras, Cambalache de Enrique Santos Discépolo. Algo similar a lo que GWB hizo dos años atrás prohibiendo Imagine de John Lennon.
- ATC (el canal de televisión del estado) se encargaba de promocionar versiones descafeinadas de los artistas de moda. Richard Clayderman, Eddie Grant, Bárbara y Dick, Edu y el Pollo, Parchís, Nobody Soul (el alter ego de La Torre), Katunga y demás eran figuras omniprescentes en A Todo Color y demás programas de la época. En este aspecto, dos cosas llaman mucho la atención. Uno la versión light de Para Enamorarse Bien Hay Que Venir al Sur de Rafaella Carrá, que en el resto del mundo se llama Para Hacer Bien el Amor...
El otro caso llamativo (y sintomático de la falta de sutileza de los censores de turno) es la llegada con bombos y platillos de Village People. Supongo que los encargados de la limpieza cultural vieron en ellos una especie de Menudo entrado en años y no un fetiche de la homosexualidad.
En 1983, los argentinos realmente tuvieron su período de esperanza (el que, luego de seis meses de hiperinflación, terminaría generando una de las más grandes decepciones del nuestra historia y reforzando nuestra actual personalidad de incrédulos y escépticos).
Mientras eso sucedía, nosotros recibíamos en un año todo lo que había pasado en el mundo en la década del ´70. Clash, Pistols, Cure, Marley, Specials, Madness. Todo de un saque. Un cross a la mandíbula de nuestra ingenuidad.
El cartero que se encargó de que todo esto llegara en su envoltorio correcto fue un italiano que, en un pésimo castellano, nos recordó quiénes éramos: Luca Prodan.
Sumo fue, probablemente, una de las bandas más argentinas de nuestra historia. Con su mezcla de reggae alla Clash, baladas alla Velvet y hardcore alla Kennedys, no podían ser otra cosa que argentinos. Nuevamente Gardel tuvo que venir de afuera para contarnos quiénes éramos.
En un fin de semana mágico en el que en días sucesivos con Gala vimos en la Esquina del Sol de Gurruchaga y Guatemala a Sumo y a los Redondos, entendimos. O sospechamos algo que, aunque no lo entendiéramos, sabíamos que era lo correcto. Sumo y Los Redondos. Punks escupiendo cariósamente a Luca. Yuppies intercambiando parejas en el público. Las mesas y sillas de la Esquina apiladas en una especie de hoguera en una catarsis desconocida hasta el momento. El pogo de bar, sin estadios, sin espacio, siempre con consecuencias sólo identificadas la mañana siguiente.
Después de ese primer show, el tema que más me quedó pegado fue uno en el que Mollo (luego de literalmente desarmar su guitarra en el escenario para hacerla andar) jugaba con una base hipnótica sobre la que Pettinato hacía chirriar su saxo (con un pucho prendido enganchado entre las piezas) y la gente cantaba como en la cancha. Un par de shows después supe cómo se llamaba. Al poco tiempo, ya estábamos sobre un escenario.
Moving and fighting and the old backstabbing
gonna get you down tonight in Babylon town
Compuesto por Luca Prodan-Diego Arnedo-Alberto Troglio
En 1984 Argentina estaba en plena euforia por la vuelta a la democracia. Alfonsín, en apariencia, iba a ser el remedio para dos décadas nefastas. Estábamos convencidos de que con la democracia se comía, se curaba y se educaba.
Yo acababa de entrar al Colegio Nacional de Buenos Aires, donde conocí a Gala, mi compañero de aventuras musicales. Todo era política. En el Centro de Estudiantes, manifestaciones en pro de los derechos humanos, en nuestro año, propuestas bizarras y anárquicas por parte de lo que luego se transformaría en Romana Patrulla.
Durante siete años los sucesivos gobiernos habían activamente prohibido la difusión de cualquiér manifestación artística que no fuera alguno de los artistas del régimen:
- Todos los movimientos musicales de los últimos años (punk, dark, reggae, etc) habían sido prohibidos o ignorados.
- En 1982, durante la guerra de Malvinas, se prohibió la difusión de música en inglés.
- Había una larga lista de canciones de difusión pública no autorizada entre las que se incluían, entre otras, Cambalache de Enrique Santos Discépolo. Algo similar a lo que GWB hizo dos años atrás prohibiendo Imagine de John Lennon.
- ATC (el canal de televisión del estado) se encargaba de promocionar versiones descafeinadas de los artistas de moda. Richard Clayderman, Eddie Grant, Bárbara y Dick, Edu y el Pollo, Parchís, Nobody Soul (el alter ego de La Torre), Katunga y demás eran figuras omniprescentes en A Todo Color y demás programas de la época. En este aspecto, dos cosas llaman mucho la atención. Uno la versión light de Para Enamorarse Bien Hay Que Venir al Sur de Rafaella Carrá, que en el resto del mundo se llama Para Hacer Bien el Amor...
El otro caso llamativo (y sintomático de la falta de sutileza de los censores de turno) es la llegada con bombos y platillos de Village People. Supongo que los encargados de la limpieza cultural vieron en ellos una especie de Menudo entrado en años y no un fetiche de la homosexualidad.
En 1983, los argentinos realmente tuvieron su período de esperanza (el que, luego de seis meses de hiperinflación, terminaría generando una de las más grandes decepciones del nuestra historia y reforzando nuestra actual personalidad de incrédulos y escépticos).
Mientras eso sucedía, nosotros recibíamos en un año todo lo que había pasado en el mundo en la década del ´70. Clash, Pistols, Cure, Marley, Specials, Madness. Todo de un saque. Un cross a la mandíbula de nuestra ingenuidad.
El cartero que se encargó de que todo esto llegara en su envoltorio correcto fue un italiano que, en un pésimo castellano, nos recordó quiénes éramos: Luca Prodan.
Sumo fue, probablemente, una de las bandas más argentinas de nuestra historia. Con su mezcla de reggae alla Clash, baladas alla Velvet y hardcore alla Kennedys, no podían ser otra cosa que argentinos. Nuevamente Gardel tuvo que venir de afuera para contarnos quiénes éramos.
En un fin de semana mágico en el que en días sucesivos con Gala vimos en la Esquina del Sol de Gurruchaga y Guatemala a Sumo y a los Redondos, entendimos. O sospechamos algo que, aunque no lo entendiéramos, sabíamos que era lo correcto. Sumo y Los Redondos. Punks escupiendo cariósamente a Luca. Yuppies intercambiando parejas en el público. Las mesas y sillas de la Esquina apiladas en una especie de hoguera en una catarsis desconocida hasta el momento. El pogo de bar, sin estadios, sin espacio, siempre con consecuencias sólo identificadas la mañana siguiente.
Después de ese primer show, el tema que más me quedó pegado fue uno en el que Mollo (luego de literalmente desarmar su guitarra en el escenario para hacerla andar) jugaba con una base hipnótica sobre la que Pettinato hacía chirriar su saxo (con un pucho prendido enganchado entre las piezas) y la gente cantaba como en la cancha. Un par de shows después supe cómo se llamaba. Al poco tiempo, ya estábamos sobre un escenario.
Moving and fighting and the old backstabbing
gonna get you down tonight in Babylon town
Labels:
Episodio II,
Luca Prodan,
Sumo
domingo, mayo 14, 2006
November Spawned a Monster (Morrisey)
Editado inicialmente como single en Abril de 1990 y en el álbum Bona Drag en Octubre de 1990
Compueto por Clive Langer/Morrisey
Me sorprende a mí mismo encontrarme por primera vez recién aquí con un tema de Morrisey (o de los Smiths). Definitivamente, siendo uno de mis músicos favoritos, debe haber recibido el maltrato y el olvido que uno le tiene reservado a los que quiere.
"November" tiene todo lo que hace que amemos y odiemos a Morrisey: sentimentalismo exagerado, un sentido del humor que raya con la incorrección política y al mismo tiempo una profunda empatía con sus personajes. Morrisey exagera porque no puede comprometerse emocionalmente. En ese sentido es absolutamente posmoderno. En Buenos Aires me Mata, de Laura Ramos, la autora resume el sentimentalismo en el Buenos Aires de 1986 con el Dorado, la Age of Communication y la Nave Jungla de fondo. Cito de memoria: "Un chico moderno no le dice a su chica "Te amo desesperadamente". Dice "Como dicen en las novelas, te amo desesperadamente"" .
Morrisey es una bruja. Mala y criticona como un peluquero. Pero además es inteligente y tiene un sentido del humor que hace que le permitamos todo esto y que inclusive nos cause gracia.
Moz le dice a la protagonista del tema, una niña en silla de ruedas, que sueñe con el amor, porque eso es lo más lejos que va a llegar. Pero inmediatamene le dice "abrázame, abrázame" y uno no sabe si la está cargando o si realmente se siente cercano a ella.
El clímax de la canción llega con ella echándole la culpa a Jesús por haberla hecho así y exigiéndole que la libere de la lástima y de ser el centro de las charlas de la gente "bienintencionada". No le pide piernas, no le pide ser igual. Sólo que la salve de "pity, sympathy and people discussing me".
De alguna manera todos esperamos eso. Por más distintos que seamos, es mejor el honesto enemigo que el estúpido y políticamente correcto benefactor.
Jesus made me, so
Jesus save me...
Compueto por Clive Langer/Morrisey
Me sorprende a mí mismo encontrarme por primera vez recién aquí con un tema de Morrisey (o de los Smiths). Definitivamente, siendo uno de mis músicos favoritos, debe haber recibido el maltrato y el olvido que uno le tiene reservado a los que quiere.
"November" tiene todo lo que hace que amemos y odiemos a Morrisey: sentimentalismo exagerado, un sentido del humor que raya con la incorrección política y al mismo tiempo una profunda empatía con sus personajes. Morrisey exagera porque no puede comprometerse emocionalmente. En ese sentido es absolutamente posmoderno. En Buenos Aires me Mata, de Laura Ramos, la autora resume el sentimentalismo en el Buenos Aires de 1986 con el Dorado, la Age of Communication y la Nave Jungla de fondo. Cito de memoria: "Un chico moderno no le dice a su chica "Te amo desesperadamente". Dice "Como dicen en las novelas, te amo desesperadamente"" .
Morrisey es una bruja. Mala y criticona como un peluquero. Pero además es inteligente y tiene un sentido del humor que hace que le permitamos todo esto y que inclusive nos cause gracia.
Moz le dice a la protagonista del tema, una niña en silla de ruedas, que sueñe con el amor, porque eso es lo más lejos que va a llegar. Pero inmediatamene le dice "abrázame, abrázame" y uno no sabe si la está cargando o si realmente se siente cercano a ella.
El clímax de la canción llega con ella echándole la culpa a Jesús por haberla hecho así y exigiéndole que la libere de la lástima y de ser el centro de las charlas de la gente "bienintencionada". No le pide piernas, no le pide ser igual. Sólo que la salve de "pity, sympathy and people discussing me".
De alguna manera todos esperamos eso. Por más distintos que seamos, es mejor el honesto enemigo que el estúpido y políticamente correcto benefactor.
Jesus made me, so
Jesus save me...
Labels:
Episodio II
viernes, mayo 05, 2006
One Step Beyond (Madness)
Editado originalmente como single en el lado B de Al Capone (1963?)
Compuesto por Cecil Campbell (Prince Buster)
La versión de EMSC es la del disco One Step Beyond de Madness
Pensando en qué tema de Madness elegir, revisé la discografía de los de Camden y entendí que a medida que pasaba el tiempo, yo iba creciendo con ellos. Podría decir que ahora mi tema favorito es 4AM, de Wonderful o Tears You Can't Hide de Mad not Mad, dos de sus últimos discos.
Cuando me metí de lleno a escuchar los discos, ese análisis racional cambió. Con sólo escuchar la intro del instrumental de Prince Buster en la descontrolada versión de los Nutty Boys, volví a tener dieciséis años y recordé por qué al escucharlo por primera vez, yo que en mi vida había bailado, me puse a saltar rodilla al pecho hasta el día de hoy.
Muchos temas pueden ser mejores, pero One Step Beyond fue lo que desencadenó una década de rude boys y locura.
Hey you! Don't watch that, whatch this!...
One step beyond!
Compuesto por Cecil Campbell (Prince Buster)
La versión de EMSC es la del disco One Step Beyond de Madness
Pensando en qué tema de Madness elegir, revisé la discografía de los de Camden y entendí que a medida que pasaba el tiempo, yo iba creciendo con ellos. Podría decir que ahora mi tema favorito es 4AM, de Wonderful o Tears You Can't Hide de Mad not Mad, dos de sus últimos discos.
Cuando me metí de lleno a escuchar los discos, ese análisis racional cambió. Con sólo escuchar la intro del instrumental de Prince Buster en la descontrolada versión de los Nutty Boys, volví a tener dieciséis años y recordé por qué al escucharlo por primera vez, yo que en mi vida había bailado, me puse a saltar rodilla al pecho hasta el día de hoy.
Muchos temas pueden ser mejores, pero One Step Beyond fue lo que desencadenó una década de rude boys y locura.
Hey you! Don't watch that, whatch this!...
One step beyond!
Labels:
Episodio II
Suscribirse a:
Entradas (Atom)