domingo, diciembre 12, 2010

Yo quería ser médico

Ruta a Colón. Auto alquilado, conductor (yo) dormido.

Empiezan a pasar carteles indicadores. Máxima 120. A los cincuenta metros, Máxima 80. Con intervalos regulares, 60, 40 y un auto con un foto radar apuntándome.
¡La concha de tu madre!

Primer razonamiento: es imposible frenar de 120 a 4 en doscientos metros. Sigo puteando a los gritos. Como para confirmarle a mi acompañante que tengo razón, pongo el auto a 40. El coche parecía detenido y detrás de mí se comenzaba a formar una fila de autos.

En ese momento paso por un puesto caminero (sin foto radares esta vez). Un policía me mira a los ojos (era fácil, iba a 60), me señala con una mano y con la otra hace el inequívoco gesto de: a la banquina, que ya te garqué.

Freno. Bajo la ventanilla.

Buenos días. Buenos días.

Documentos del auto ¿Usted sabe que iba circulando con las luces de posición apagadas, no? Esto es una falta grave. Por favor pase a la oficina que el oficial le va a hacer la multa.

¡La concha de tu madre!

Entro a la oficina. Me recibe un oficial con cara de perro.

Lo que usted cometió es una falta grave. Son trescientos sesenta y siete pesos de multa.

OK. Hágame la multa (ni en pedo le iba a tirar un mango al policía)

El oficial saca un block, lo apoya en una saliente debajo de la mesa y, sin que yo vea lo que escribe (o si escribe), empieza a llenar un formulario.

Pasan los minutos. Me paro y empiezo a dar vueltas por la minúscula repartición pública.

Son trescientos sesenta y siete pesos de multa si lo paga acá (pareció continuar con la frase empezada diez minutos antes). Si lo paga en el banco son como quinientos pesos.

OK. Lo pago en el banco (yo seguía caliente)

Diez minutos más.

La verdad que es una vergüenza lo que están haciendo - digo al rato.

¿Por qué?

Lo de las velocidades máximas en la ruta. Es imposible de cumplir. Es más. Es peligroso.

¿Qué quiere que le diga? Desde que nosotros estamos hinchando las pelotas (sic) hay muchos menos accidentes.

¿A usted le parece que porque me cobre quinientos pesos por andar de día con las luces de posición apagadas va a haber menos accidentes?

¿Que quiere que le diga? Tiene razón. Si fuera por mí...

¿Que quiere decir?

Que a nosotros nos tienen acá recaudando ¿Usted se piensa que yo veo un peso de lo que le voy a cobrar? Nada! Encima tenemos que aguantarnos a la gente que nos trate de corruptos, asesinos y no se que más.

Le digo la verdad, hace quince años que me fui de Argentina. Cada vez que vengo me pasa algo como esto ¿Como quiere que me sienta? Al final uno termina convencido de que hizo bien.

¡Claro que sí! ¡Hizo bien en irse! ¿Como se va a quedar acá? Esto no se arregla más. Y en Buenos Aires es peor. Yo no se como hacen para vivir ahí.

¿Entonces, a usted le parece que esto no tiene arreglo?, le digo ¿No hay forma de que seamos aunque sea un poquito más honestos?

¿Que quiere que le diga? ¿A usted le parece que yo estoy contento haciendo este trabajo de mierda? Yo quería ser médico, pero tuve que trabajar para mantener a mi familia. Y después viene la gente y le dice a uno "yo te estoy pagando el sueldo". Bastante poco pagará, porque yo gano una miseria. ¡Mil seiscientos pesos! Una vergüenza.

A esta altura, el policía parecía más enojado que yo. Nos pasamos quince minutos más puteando contra la corrupción, contra el gobierno, contra los turistas que lo puteaban a él. En un momento me dice:

¿Usted estudió?

¿Que quiere decir? Si, estudié

Ah, porque habla muy bien.

...

Seguimos la conversación. A esta altura, él ya había parado de escribir (o de fingir que escribía). Yo seguía esperando que me hiciera la boleta para irme. De repente, de la nada, me dice:

Mire, lo único que le puedo hacer es cambiarle la boleta por una por no llevar puesto el cinturón. Si la paga acá son cien pesos.

¿Que me quiere decir?

Que menos no le puedo cobrar.

Vacilo. En ningún momento le pedí que me rebajara la boleta, ni nada. Silencio. Pienso para mí: a ver, si me da un recibo, supongo que la guita no será para él.

Me hace un recibo, le pago los cien pesos, me acompaña hasta la puerta. Ya llevaba como media hora de debate con el carabinero.

Discúlpeme por el momento que lo hice pasar, me dice mientras se despide y seguramente piensa en lo distinta que hubiera sido su vida discutiendo retornos en un hospital.

2 comentarios:

Daniel Dendi dijo...

Ud. que habla y se viste muy bien...

Tio Coco dijo...

A mi me gusta vestir bien...

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