Hace tiempo leí que los nativos de alguna tribu de África pensaban que al ser fotografiados les era robado un pedazo de alma y que por eso se aterrorizaban cuando veían una cámara. Nosotros, hombres blancos, nos reíamos condescendientes.
Ahora que millones de fotos inconsultas de adolescentes (y no tanto) adornan los timelines de amigos y amigos de amigos. Ahora que nuestros actos más privados dejan de serlo por obra y gracia de un muchacho Zuckerberg, los CCTV y los conocidos con incontinencia digital, empiezo a pensar que los africanos fueron mucho mas sabios que nosotros. La vieron venir.
Allá va el fotógrafo de sociales con un pedazo de mi alma. Mozo, otro whisky!
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