martes, marzo 28, 2006

Grandes dudas de la humanidad


Ahora que estamos llegando a etapas de definiciones en El Mundo Según Coco (Episodio II), es cuando las grandes dudas de la humanidad aparecen. Algunos posteadores dicen que en el Episodio II no se pueden repetir artistas del Episodio I. Otros extremistas, como Gabylán, dicen que no deberían repetirse ni siquiera estilos musicales (en una clara alusión al reggae, candidato firme a estar presente en el Episodio II).
La discusión está abierta. Se deberían repetir artistas? En caso de que sí, quién del Episodio I se merece estar en el Episodio II?

La duda es la jactancia de los intelectuales (Aldo Rico)

martes, marzo 21, 2006

Mentiroso!


Mala mía. Hoy tenía que estar posteado El Mundo Según Coco - Episodio II (La Venganza), pero me di cuenta que, al revisar la lista de temas (que ya tenía armada) había errores-omisiones-intrusos que no eran admisibles. Le voy a dar más meloneo y el próximo lunes les cuento más novedades.

No me apuren si me quieren sacar bueno

domingo, marzo 12, 2006

Episodio II (La Venganza)


Finalmente, llegamos al final del Episodio I. Como era de esperarse, hubo mucha discusión, aunque gran parte de ella se debió a un error de mi parte. Nunca avisé que los temas no estaban ordenados por mérito. El hecho de que el primer tema fuera Que Ves el Cielo, no significa que para mí fuera mejor que Into My Arms. Sólo significaba que ambos estaban en el grupo de los mejores 20.
Ahora que está aclarado y corregido, vuelvo a mi ITunes. Prometo que en una semana (o sea el Lunes 20) va a estar posteado el primer tema del Episodio II. El Mundo Según Coco Returns – La Venganza.


Cuando el carro anda, los melones se acomodan

lunes, marzo 06, 2006

Palermo (Carlos Gardel)


Estrenado originalmente por Olinda Bozán en el Teatro de la Comedia en el sainete "El Bajo Está de Fiesta a fines de febrero de 1929.
Grabado originalmente el 23 de Octubre de 1929 por Carlos Gardel
Compuesto por Hermido Braga/Enrique Delfino/Juan Villalba

Inevitablemente, cuando uno es chico (muy chico), los primeros tangos que escucha son de Gardel. Es imposible sobrevivir en la Ciudad de Buenos Aires sin que Radio Rivadavia se meta casi sin permiso en nuestro inconsciente. Después, cuando uno crece, en general, reniega del tango, como una música de viejos. Casi matemáticamente, a mediados de la adolescencia (para algunos antes, para otros después), el tango comienza a ganarnos, generalmente de la mano de tipos como Julio Sosa. Una voz fuerte e historias de hombres que sufren, pero le ponen el pecho a las balas. El varón del tango, que le dicen (tal vez sugiriendo que los demás no lo fueran). Cuando uno entró en el mundo de Sosa, ya está. De a poco, va empezando a entender. Uno puede tomar el camino de Leopoldo Federico, el bandoneonista de cabecera del uruguayo. Por ese camino uno sale a Tanturi-Campos, Troilo, Pugliese y todos los grandes instrumentistas y orquestas, para terminar con la elegancia de Fresedo. Si en cambio, uno se deja llevar por las letras de Sosa, uno entra directo a Edmundo Rivero, un vicio del que uno no se puede librar. Y junto con Rivero, llega la poesía lunfarda y sus poetas. Los más conocidos y prolíficos son Celedonio Esteban Flores, Carlos de la Púa y Enrique Santos Discépolo, pero además de ellos hubo muchísimos escritores que aportaron con uno o dos tangos memorables a la poesía atorrante. Moviéndose en un mundo cercano al de las novelas de Roberto Arlt, los temas recurrentes de los burros, los cabarets, las milongas, las minas, el barrio, el honor y la nostalgia encontraron una forma inédita, lúdica y sorprendentemente sutil de comunicarse.
Un lenguaje que es nuestro, pero también es ajeno (alguien entendió de primera lo que quiere decir el tango "Las diez de última"?). Atorrante y elegante.
Cuando uno llega a ese punto, donde se mete a fondo en la poesía lunfarda, las distintas voces del tango y sus yeites y las orquestaciones que establecieron la forma inicial del género, el círculo cierra: Gardel es Gardel. El hombre que resume el tango. Uno escucha una y otra vez los discos y se da cuenta que en el canto del francés, estaba escondido todo el tango que se hizo desde su muerte hasta los años '60.
Como muestra, una entrega de lunfardo y humor negro en uno de sus dos tangos burreros.


Maldito seas, Palermo
me tenés seco y enfermo
mal vestido y sin morfar

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