




Durante el festejo posterior a la final, los jugadores españoles vinieron a abrazarse con sus familiares a la tribuna. Un momento emocionante para todos. El verlos cerca de sus seres queridos (sobre todo de sus padres) me recordó que, además de ser multimillonarios, campeones del mundo y celebridades, son chicos de 20, 25, 30 años. Ganaron un campeonato y lo quieren celebrar con sus papás.
A veces el show, que transforma a los jugadores en seres mitológicos, nos hace perder de vista que estamos tratando con muchachos jóvenes, que en muchos casos no tuvieron la oportunidad de vivir una adolescencia como la que vivimos todos y de los cuales se esperan comportamientos adultos y reflexivos.
Que sean felices, que disfruten de su título, que jueguen a la Play.
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